sábado, 26 de julio de 2014

Los crespos hechos


8.16am-A esta hora ya habría pasado los rigurosos controles previos al vuelo y me dispondría a tomar un largo asiento en la sala de embarque no sin antes reparar en algunos anteojos, mirar de reojo las múltiples góndolas de exhibición y nunca dejar de sorprenderme el por qué de los perfumes, cuantas maneras hay de contenerlos y qué emanación suya emboba, asunto del que químicamente hablando, creo fui dispensada…

Los aeropuertos son reflexivos y actúan como un acelerador del imaginario que asoma a otro espacio menos conocido, más intuitivo; ahí, quedo observando las infinitas razones de incontables rumbos de cabezas transitando tramos rutinarios o nuevos absolutos. Los destinos son unas historias enormes, un trayecto a recorrer por la especie, asignada a cada ser, ese tejido no urdiré esta vez.

La estación de descenso frustrada, es un punto de referencia emocional sin equivalente, lo explicable tal vez porque fue el 1er lugar lejano que joven visité sola y lo inex que somos la ciudad aquella y yo, somos particularmente afines, tenemos simpatía y entrañable familiaridad. “Alguma coisa acontece no meu coracao”

9.00am-A esta hora apagando el teléfono, rezando, debía estar invocando a tantos amados guías para que nos acompañen y conduzcan osadas máquinas multi-voladoras; que nos den una manito con el clima abre caminos por donde se deslizan esos sueños de mirar todo desde tan arriba.

El viaje familiar fue una excusa espléndida para juntarnos en otro escenario, empezó siendo laboral y dirigido a los futboleros, todo en tono masculino; a nosotras no nos importaba quedar fuera del estadio, de manera alguna, había como cubrir varias horas de paseo, holgura, diversión y contacto.

En cambio quedé despierta para vigilar tu malestar y deshacer suavemente la quimera, para acoplar la rutina, yendo y viniendo a mi sensación de qué lo imprevisto siempre debe ser agregado en esta agenda.

La inclusión del arreglo del pelo y detalles accesorios previos al viaje han sido aprovechados en tierra, los crespos tampoco habían quedado tan bien hechos, así que para el próximo habrá aún más dedicación.

El viaje inhibido por la sorpresa de una gastro-posibilidad nos dejó horas en el cerco de la desilusión, desde ahí veía un magnifico paseo que comenzó en la cabeza y terminó en la aceptación.
Eso es todo, señores pasajeros.