domingo, 25 de abril de 2010

El fuego de la intención

Habitamos hoy un campo fértil de posibilidades y somos cada vez más quienes concientes de la potencialidad de manifestación queremos hacer parte en la creación de eventos propios y colectivos con el fin de vivir/mejorar la estancia en este planeta.
Las ideas se encienden como el amanecer y observamos que gracias a aquello que comenzó leve e incipiente imagen, idea o sensación en un otro, puede ahora tener una representación material frente a nosotros para ser utilizada, enriquecida y administrada para tan diversos fines como comunicarnos, expandiendo la identidad personal, comercial o simplemente entrar al juego vasto que ofrece a modo de ejemplo este ordenador.
En el protocolo de "crear realidad", la atención es condición elemental para ordenar la energía necesaria y dar curso a la realización, de manera alguna una cabeza dispersa, saltarina y desenfocada podrá asir algo sin antes discriminar y verificar en su corazón un pulsar resonante con un propósito y necesidad de ser revelado.
De tal modo cuando percibimos la recurrencia de una aspiración, es posible ella contenga los atributos para ser honrada y dispuesta en su activación.
El ensamble de sustancias racional/afectivo, razón y corazón constituye un disparador de ilimitado alcance cuyo encendido se realiza en el rigor de una voluntad en asiduo contacto con la Unidad Universal a la que pertenece.
Es ese el acto que otorga el acontecimiento de una combustión indefectible consecuente al pacto de fidelidad entre un individuo y su fuente donde la orden lanzada es producir/manifestar realidad en armonia con todo y todos.